2.12.11

El juego en que andamos
Juan Gelman

Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta salud de saber que estamos muy enfermos,
esta dicha de andar tan infelices.

Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta inocencia de no ser un inocente,
esta pureza en que ando por impuro.

Si me dieran a elegir, yo elegiría
este amor con que odio,
esta esperanza que come panes desesperados.

Así pasa, señores,
que me juego la muerte.

Juan Gelman
El juego en el que andamos
(1956-1958)

9.11.11

NEW YORK
OFICINA Y DENUNCIA
Federico García Lorca

Debajo de las multiplicaciones
hay una gota de sangre de pato.
Debajo de las divisiones
hay una gota de sangre de marinero.
Debajo de las sumas, un río de sangre tierna;
un río que viene cantando
por los dormitorios de los arrabales,
y es plata, cemento o brisa
en el alba mentida de New York.
Existen las montañas, lo sé.
Y los anteojos para la sabiduría,
lo sé. Pero yo no he venido a ver el cielo.
He venido para ver la turbia sangre,
la sangre que lleva las máquinas a las cataratas
y el espíritu a la lengua de la cobra.
Todos los días se matan en New York
cuatro millones de patos,
cinco millones de cerdos,
dos mil palomas para el gusto de los agonizantes.
un millón de vacas,
un millón de corderos
y dos millones de gallos
que dejan los cielos hechos añicos.
Más vale sollozár afilando la navaja
o asesinar a los perros en las alucinantes cacerías
que resistir en la madrugada
los interminables trenes de leche,
los interminables trenes de sangre,
y los trenes de rosas maniatadas
por los comerciantes de perfumes.
Los patos y las palomas
y los cerdos y los corderos
ponen sus gotas de sangre
debajo de las multiplicaclones;
y los terribles alaridos de las vacas estrujadas
llenan de dolor el valle
donde el Hudson se emborracha con aceite.
Yo denuncio a toda la gente
que ignora la otra mitad,
la mitad irredimible
que levanta sus montes de cemento
donde laten los corazones
de los animalitos que se olvidan
y donde caeremos todos
en la última fiesta de los taladros
Os escupo en la cara.
La otra mitad me escucha
devorando, cantando, volando en su pureza
come los niños de las porterías
que llevan frágIles palitos
a los huecos donde se oxidan
las antenas de los insectos.
No es el infierno, es la calle.
No es la muerte, es la tienda de frutas.
Hay un mundo de ríos quebrados y distancias inasibles
en la patita de ese gato quebrada por el automóvil,
y yo oigo el canto de la lombriz
en el corazón de muchas niñas.
Óxido, fermento, tierra estremecida.
Tierra tú mismo que nadas por los números de la oficina.
¿Qué voy a hacer, ordenar los paisajes?
¿Ordenar los amores que luego son fotografías,
que luego son pedazos de madera y bocanadas de sangre?
No, no; yo denuncio,
yo denuncio la conjura
de estas desiertas oficinas
que no radian las agonías,
que borran los programas de la selva,
y me ofrezco a ser comido por las vacas estrujadas
cuando sus gritos llenan el valle
donde el Hudson se emborracba con aceite.

Libro, "Un poeta en Nueva York" (1929-30)
Federico García Lorca

5.10.11

cenando en la escuela,
la maestra dice
chicos, escuchen;
el comedor se rompe en aplausos
¡llueve!

el sapallo puede estar baboso
de nuevo
en el mallín
y mi alma estalla de felicidad
al saber que mañana
la ceniza no vuela
y ellos
pueden salir
a pelotear un rato

los climas se invierten en la patagonia
y mi alma en relación a ellos
el olor de la tierra
es lo fértil
hoy olí fertilidad
hoy ví la vida crecer
en forma de esperanza

la ví,
porque la vida
es siempre tangible
la ví,
porque la esperanza
siempre es imagen
la olí,
porque es fértil
la escuché,
porque es risa
la escuché,
porque es aplauso
la sentí,
porque es ritual
la sentí,
porque corre 24 veces por segundo

la viví
porque es vidamóvil
en compañía
risera

18.9.11

La calle de los sueños perdidos
ENRIQUE GONZÁLEZ TUÑÓN

Dios creó al hombre para que fuera feliz
TOLSTOI

Un hombre ha perdido un sueño y no lo puede encontrar. Muchos seres perdieron un sueño. ¿Cuántos siguen el rastro del sueño perdido?
Un sueño puede perderse de día o de noche, a la hora indecisa de la madrugada, en la calle, en la casa, en un hotel, en una plaza, en un vagón de ferrocarril, en un barco. En cualquier lugar puede perderse un sueño como se pierde una llave.
¿Ha encontrado usted alguna vez una llave en la calle?
¿Ha encontrado un sueño perdido?
(¿De qué le vale una llave, un sueño, si no es su llave, su sueño?)
El mundo está lleno de sueños perdidos.
El honrado chofer devolvió la valija olvidada en su coche de alquiler. El honrado transeúnte devolvió la cartera repleta de billetes.
Nadie, que yo sepa, ha devuelto un sueño.
Nadie.
Y los sueños se pierden, de la noche a la mañana, como cualquier objeto. Se pierden y se encuentran. (¿Dónde? ¿Dónde?)

Un hombre ha perdido un sueño. (Se gratificará a quien lo devuelva). Lo perdió en una ausencia, o en una espera. No sabría decir dónde.
Hay un lugar adonde van a parar los objetos perdidos. Llaves, anillos, medallas. Cristos de plata y de bronce, cadenas, relojes, puñales, recuerdos de familia, todo lo que se pierde y se encuentra. Menos los sueños. No hay una sección de extravíos y hallazgos para los sueños y los destinos. Un lugar, una especie de Rastro celeste, de entrecielo, donde uno pudiera hallar aquello esencial de su vida: lo único que podría darle la felicidad.

Dios creó al hombre para que fuera feliz.
Habría que crear ese lugar. Abrir una nueva calle fuera de la nomenclatura urbana. La calle de los sueños perdidos, de los sueños equivocados, de los sueños fugitivos, remotos, desvanecidos, desencontrados; de los sueños que sobreviven; de los sueños inéditos; de la ausencia y de la espera; del regreso a un día en que el sueño pudo ser nuestro. En que pudimos encontrarnos con nuestro verdadero destino.

El hombre que perdió un sueño podría encontrarlo en la calle de los sueños perdidos.
Volvería a arder el fuego interior bajo la triste capa de ceniza que lo cubría. Todo se manifestaría libremente. Se romperían, al conjuro del sueño aprehendido, las ataduras, los prejuicios, los impedimentos, lo que se oponía a su felicidad.
Y como Dios creó al hombre para que fuera feliz, todo le sería permitido para serlo. Hasta el egoísmo.
Todos los sueños existen. Existe el sueño de cada destino. El sueño que haría feliz al desdichado y que rompería la obstinación en el mortal fastidio del pesimista.
Hay que crear la calle de los sueños perdidos.

Muchos han perdido un sueño y se han acomodado a otro. Números equivocados del destino, se resignan con su suerte. Permutan un sueño por otro. El verdadero sueño, nuestro íntimo sueño, vital, existencial, ¿dónde está? Se fue, quizás, por una puerta falsa. Llegó a buscarnos cuando recién salíamos; se desvaneció en la bruma; cayó en la trampa o en una alcantarilla. Quien sabe dónde.
De este desencuentro del hombre y su sueño nació la irremediable congoja.
Lo que pudo haber sucedido y no sucedió.
¿Qué hay detrás del portal donde la madre anónima dejó abandonado a su hijo?
El postulante nunca pudo entregar su carta al ministro. El anciano mendigo no pudo hablar jamás con el director del asilo.
En esa estación no se detuvo el tren. Y allí estaba el sueño aguardando.
En ese puerto no se detuvo el barco. Y allí estaba el sueño aguardando.
El cómico trashumante perdió su mejor contrata.
El saltimbanqui…
El aventurero….
El presidiario…
El criminal….
El suicida…
El poeta…

Tal día, tal hora, ¿dónde estábamos?
La suerte nos llamó por nuestro nombre. No la escuchamos.
La suerte no llama dos veces.
Después, nos equivocamos de puerta. Llamamos y nos dieron con la puerta en la cara, como suele hacerse con los mendigos.
Quizás no debíamos haber perdido el tiempo buscando un sueño. Quizás el sueño viniera solo a nuestro encuentro.
Tarde ya gritamos nuestra desesperación inútil. Agitamos los brazos como el náufrago en la soledad del mar. Nadie acudió a nuestro llamado. Nuestra angustia fracasó en el silencio.
Hay que crear la calle de los sueños perdidos. El Rastro celeste. El entrecielo.
Allí encontraríamos nuestro sueño. Allí estarían, en exposición, los sueños fugitivos, los sueños intactos, los sueños usados, los sueños abandonados, frustrados, despreciados, olvidados.
Allí resucitaría el sueño. Palpitaría como una criatura recién nacida.
Todos los sueños existen. Existen los sueños que se realizan y los que se pierden y aun los sueños inconcretos.
La felicidad existe.
Un hombre ha perdido un sueño y no lo puede encontrar.
El rastro del sueño perdido lo lleva a una puerta cerrada. ¿Qué puerta es ésa?
Detrás de esa puerta quizás nos aguarde el sueño. Quizás nos hallemos nosotros mismos, de rodillas, o ese hermano menor que siempre nos acompaña.

Que no tiemble nuestra mano al llamar a esa puerta. Que no tiemble.

Enrique González Tuñón | La calle de los sueños perdidos (Sociedad Editorial Americana / Buenos aires 1940)

4.8.11

PALCO DA VIDA

Você pode ter defeitos, viver ansioso e ficar irritado algumas vezes, mas não se esqueça de que sua vida é a maior empresa do mundo. E você pode evitar que ela vá à falência.

Há muitas pessoas que precisam, admiram e torcem por você. Gostaria que você sempre se lembrasse de que ser feliz não é ter um céu sem tempestade, caminhos sem acidentes, trabalhos sem fadigas, relacionamentos sem desilusões.

Ser feliz é encontrar força no perdão, esperança nas batalhas, segurança no palco do medo, amor nos desencontros.

Ser feliz não é apenas valorizar o sorriso, mas refletir sobre a tristeza. Não é apenas comemorar o sucesso, mas aprender lições nos fracassos. Não é apenas ter júbilo nos aplausos, mas encontrar alegria no anonimato.

Ser feliz é reconhecer que vale a pena viver, apesar de todos os desafios, incompreensões e períodos de crise.

Ser feliz é deixar de ser vítima dos problemas e se tornar um autor da própria história. É atravessar desertos fora de si, mas ser capaz de encontrar um oásis no recôndito da sua alma.

Ser feliz é não ter medo dos próprios sentimentos. É saber falar de si mesmo. É ter coragem para ouvir um “não”. É ter segurança para receber uma crítica, mesmo que injusta.

Ser feliz é deixar viver a criança livre, alegre e simples, que mora dentro de cada um de nós. É ter maturidade para falar “eu errei”. É ter ousadia para dizer “me perdoe”. É ter sensibilidade para expressar “eu preciso de você”. É ter capacidade de dizer “eu te amo”. É ter humildade da receptividade.

Desejo que a vida se torne um canteiro de oportunidades para você ser feliz… E, quando você errar o caminho, recomece, pois assim você descobrirá que ser feliz não é ter uma vida perfeita, mas usar as lágrimas para irrigar a tolerância.

Usar as perdas para refinar a paciência.
Usar as falhas para lapidar o prazer.
Usar os obstáculos para abrir as janelas da inteligência.

Jamais desista de si mesmo.
Jamais desista das pessoas que você ama.
Jamais desista de ser feliz, pois a vida é um espetáculo imperdível, ainda que se apresentem dezenas de fatores a demonstrarem o contrário.

Pedras no caminho? Guardo todas… Um dia vou construir um castelo!

Fernando Pessoa

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ETAPA DE LA VIDA

Usted puede tener defectos, vivir ansioso e irritarse algunas veces, pero no se olvide que su vida es la mayor empresa del mundo. Es usted quien puede evitar que vaya a la quiebra.

Hay muchas personas que lo necesitan, lo admiran y aplauden por usted. Me gustaría que usted siempre se acuerde de que ser feliz no es tener un cielo sin tempestades, caminos sin accidentes, trabajos sin fatigas, relaciones sin desiluciones.

Ser feliz es encontrar fuerza en la perdón, esperanza en las batallas, seguridad en el escenario del miedo, amor en el desencuentro.

Ser feliz no es apenas valorizar la sonrisa, más reflexionar sobre la tristeza. No es paenas celebrar el éxito, más aprender lecciones en los fracasos. No es apenas tener júbilo en los aplausos, más encontrar alegría en el anonimato.

Ser feliz es reonocer que vale la pena vivir, a pesar de todos los desafíos, incomprensiones y períodos de crisis.

Ser feliz es dejar de ser víctima de los problemas y tornarse un autor de su propia historia. Es atravesar desiertos fuera de sí, más ser capaz de encontrar un oásis en lo recóndito de su alma.

Ser feliz es no tener miedo de sus propios sentimientos. Es saber hablar de sí mismo. Es tener corage para oír un "no". Es tener la seguridad para recibir una crítica, aunque injusta.

Ser feliz es dejar vivir al niño libre, alegre y simple, que vive dentro de cada uno de nosotros. Es tener la madurez para decir "me equivoqué". Es tener la osadía para pronunciar "perdoname". Es tener la sensibilidad para expresar "te necesito". Es tener la capacidad de decir "yo te amo". Es tener humildad de receptividad.

Deseo que la vida se torne un cantero de oportunidades para que usted pueda ser feliz... Y, cuando se equivoque el camino, recomience, porque así descubrirá que ser feliz no es tener una vida perfecta, sino usar las lágrimas para irrigar la tolerancia.

Usar las pérdidas para refinar la paciencia.

Usar las fallas para pulir el placer./Usar los obstáculos para abrir las ventanas de la inteligencia.

Jamás desista de sí mismo./Jamás desista de las personas que usted ama./Jamás desista de ser feliz, porque la vida es un espectáculo imperdible, aunque se presenten decenas de factores que demuestren lo contrario.

¿Piedras en el camino? Las guardo todas... ¡un día voy a construir un castillo!

Fernando Pessoa


27.5.11

Bien sabes -te lo he dicho, viejo amigo, padre
algo intimidado por el hijo, poderoso
huésped alógeno de humildes orígenes-
que nada vale más que la vida.
Por eso yo sólo quisiera vivir,
aun siendo poeta,
porque la vida se expresa también sólo por sí misma.
Quisiera expresarme con ejemplos.
Arrojar mi cuerpo a la lucha.
Pero si las acciones de la vida son expresivas,
también la expresión es acción.
No esta expresión mía de poeta derrotista,
que sólo dice cosas,
y usa la lengua sólo como tú, pobre, directo instrumento;
sino la expresión apartada de las cosas,
los signos trocados en música,
la poesía cantada y oscura,
que no expresa nada más que a sí misma,
por una bárbara y exquisita idea de que es misterioso sonido
en los pobres orales de una lengua.
(...)
-como poeta, seré poeta de cosas.
Las acciones de la vida sólo serán comunicadas,
y serán ellas, la poesía,
porque, te repito, no hay más poesía que la acción real
(tú tiemblas solo cuando la encuentras
en los versos, o en la prosa,
cuando su evocación es perfecta).
No haré esto con alegría.
Siempre anhelaré esa poesía
que es acción en sí misma, en su desapego de las cosas,
en su música que no expresa nada
más que la propia árida y sublime pasión por sí misma.
Pues bien, te confiaré, antes de dejarte,
que me gustaría escribir música,
vivir rodeado de instrumentos
dentro de la torre de Vieterbo que no consigo comprar,
en el paisaje más hermoso del mundo, donde Ariosto
habría enloquecido de dicha al verse recreado con tanta
inocencia por robles , colinas, aguas y barrancos;
y allí componer música,
la única acción expresiva
quizá, alta e indefinible como las acciones de la realidad.

1966-67
who is me (poeta della ceneri)
Pier Paolo Pasolini